¡Todos a bordo!

  En el puerto de la ciudad elfa de Bahía de los Cisnes, todo es actividad y trabajo. Los porteadores se afanan en cargar y descargar mercancías de los barcos, los marinos corren para gastarse su sueldo en bebidas, juegos y otros vicios; y los comandantes y capitanes intentan reunir a sus tripulaciones para zarpar. Anclados junto a los atracaderos de piedra y madera se pueden ver barcos de todas las nacionalidades: galeras mercantes de La Costa del Oro, naves de guerra Kordas, cisnes elfos de esbeltos cuellos y hasta un zigurat flotante de los reinos gigantes del lejano este.

Bahía de los Cisnes

  El Capitán Max puede ver esta escena desde su camarote en el "Tempestad", mientras sirve una copa de vino especiado para él y sus lugartenientes.

Max, Capitán del Tempestad

  Un golpe en la puerta lo saca de sus plácidos pensamientos. Su primer oficial, el elfo Altair, abre la puerta y recibe un rollo de pergamino de manos de uno de los marineros de guardia. En seguida se lo pasa al mago del barco, Alain DuCôste. El hechicero realiza uno de sus encantamientos, moviendo las manos por encima del pergamino mientras dice unas frases arcanas.
  "Sin magia"-dice, aburrido, y le alcanza el pergamino al Capitán.

Alain DuCôste, Mago del Mar

  Max rompe el sello de lacre y lee rápidamente la carta. Enseguida, su rostro muestra una mueca de preocupación.
  "Problemas."-dice, mientras deja la carta en la mesa. "Altair, junte a la tripulación, zarpamos con la marea de la tarde".
  Sin preguntas, el elfo sale de la habitación del capitán, gritando ordenes de un lado a otro.

Altair Ferendar, Primer Oficial del Tempestad

  Alain agarra la carta y la lee, prevenido por la actitud del capitán:

  "Max, espero que esta carta no te encuentre embarcado en otra de tus aventuras. Lychelle ha desaparecido, necesito tu ayuda. Ven pronto. Ulgor de Isla Anguila."

  Unas horas mas tarde, el Tempestad zarpa con rumbo al Archipiélago de Moray, donde se encuentra Isla Anguila, su próximo destino.

El Tempestad